En Bolivia, una  entrada folclórica es un evento musical  que consiste en el paso de varios grupos de danza.
Las entradas folclóricas tienen un origen colonial la cultura hispana trajo consigo sus propias devociones dedicadas a santos, vírgenes, señores y niños a los cuales se les rinde culto mediante procesiones.
Así una entrada folclórica es un fenómeno  que es acompañado de un evento religioso.
Las danzas folclóricas no solo se expresan durante el hecho folklórico sino también  en diferentes espacios como ser: en espacios cívicos, unidades educativas, las artes plásticas y en artesanías.
La entrada folclórica a través de sus danzas, expresa la historia de su comunidad  en forma directa. Cada cambio en la entrada ya sea por la moda u otra sufre transformaciones  tal es el caso de la inclusión de las mujeres donde solo bailaban los varones, de la misma manera niños, ancianos y homosexuales son actores que van cobrando fuerza y sentido en el cotidiano vivir.
 Para la ejecución de una entrada implica un alto grado de organización por parte de los sujetos intervinientes.
Los pasantes son los que deben ocuparse de los gastos y de las diferentes actividades antes de realizarse la entrada folclórica.
Una vez que termina la entrada se preocupan en buscar al nuevo pasante para la siguiente gestión y será este quién se encargara de preparar la fiesta.







Danzas autóctonas
El Festival Intercultural de Música y Danza del Departamento de La Paz, cada año empieza en la plaza Mayor de San Francisco, siguido por el centro de la urbe y culminando en la plaza del Estudiante.
Sonidos de viento toman el centro paceño y 40 grupos de ritmos y danzas originarias del departamento desconocidos para muchos fueron protagonistas en este evento impulsado por la Gobernación paceña, junto a organizaciones sociales y municipios de 20 provincias.
El gobernador paceño, César Cocarico, explicó la motivación para llevar a cabo este festival: “Es la primera parte de un plan de rescate de lo nuestro, para que la gente quiera retomar la práctica de esas danzas”.
La coreografía suave y cadenciosa de los Urus Iruito toma , El Prado de La Paz ante la mirada extraña de la mayoría de los transeúntes que nunca habían visto ese baile autóctono, al igual que a la mayoría de las otras manifestaciones originarias, cuyos nombres resultaban ajenos a la gente.
Sicurmuchili, Loco Palla Palla, Puli Pulis, Chuñupirwas, Qarwanis y Lichiwayus son algunas de las agrupaciones autóctonas que  protagonizan el festival autóctono, cuya virtud fue dar a conocer y revalorizar manifestaciones que con el tiempo fueron rezagadas.
La autoridad departamental destacó que hay premios para los tres grupos danzantes que destaquen: el primero es de 500 mil bolivianos, el segundo 300 mil y el último 200 mil. Aclaró que no se los entrega en efectivo, sino en la realización de obras para sus municipios.
El gobernador detalló que el jurado calificador toma en cuenta la coreografía, el esmero en la vestimenta y el valor cultural del baile originario.
La lista de ganadores, así como la entrega de los premios en cheques simbólicos, será después de dos semanas que haya pasado la entrada , sin embargo, la inversión departamental de esos montos se realizará tras culminar el diseño final que los municipios ganadores requieren.
Cocarico, por ejemplo, planteó que los diseños finales de dos de los tres ganadores del año pasado ya fueron aprobados, por lo que la ejecución de esas obras comenzará en esta gestión.


La fiesta del Señor Jesús del Gran Poder es una de las manifestaciones culturales más importantes y expresivas de la identidad cultural paceña. Según la tradición popular, comenzó con la llegada a la zona de Ch'ijini de un lienzo con la imagen de Jesús con tres rostros; la tradición aymara reinterpretó la obra afirmando que a la cara de la derecha se le pedían cosas buenas, al de la izquierda cosas negativas y a la del centro algo para uno mismo.
De esta forma nace la devoción al Señor de la Santísima Trinidad. En 1930, la iglesia católica hizo repintar el lienzo, dejando al descubierto un solo rostro (el del centro). Desde entonces se denomina Jesús del Gran Poder, en cuyo honor se realiza la entrada folklórica que lleva el mismo nombre. Al principio la fiesta se desarrollaba en el popular barrio de Ch'ijini. Actualmente se ha extendido al centro de la ciudad. Junto a los danzarines, miles de espectadores hacen una toma simbólica del espacio público.

LA MORENADA
Catalogada como una de las danzas pesadas de mayor tradición, la morenada tiene origen aymara y representa el sufrimiento de los esclavos negros traídos para la mita en Potosí. Se caracteriza por los trajes y el lento acompasar de la coreografía. En la vestimenta llama la atención lo ostentoso del diseño, la confección de la capa y la máscara en los varones, las mantas y las polleras en las mujeres.
La presencia de las cholas es un componente importante, pues éstas desfilan con orgullo y gallardía junto a la tropa de morenos que avanza al ritmo de la matraca (instrumento musical idiófono de mano), guiados por el achachi galán.

CAPORALES
La danza está inspirada en los capataces negros - denominados “caporales”- que controlaban a los esclavos de su propia raza en las haciendas coloniales productoras de coca. Los bailarines van vestidos con un traje colorido y brillante, pantalones bordados de varios colores y botas con cascabeles, llevan un látigo y un silbato en la mano.
Al son de un ritmo ágil basado en la saya realizan pasos acrobáticos, elegantes y coquetos. Las mujeres lucen polleras cortas y blusas bordadas en un derroche de sensualidad.

WACA TOKHORIS
Los Waca Tokhoris es una danza que representa a los toros llegados a América después de la Conquista. Los bailarines llevan en la cintura una reproducción del animal realizada en cuero seco.
Las mujeres visten varias polleras superpuestas (en muchos casos hasta 25) y una chuq'haña (manto de bayeta de la tierra que cubre la cabeza). El Kusillo es un personaje bullicioso y satírico infaltable en la danza de las wacas, quien, al ritmo de saltos acrobáticos, acompaña a los integrantes de este baile.
Se caracteriza por su disfraz con rasgos de mono o mico hecho de bayeta, viste un levitón (faldón largo) haciendo una combinación de gris y pantalón blanco o negro, y lleva una máscara que cubre toda la cabeza, con cuernos flexibles hacia arriba. Otra de las figuras en esta danza es el matador, que parodia a los toreros españoles. Por otro lado, están las lecheras y los kaisillos (personas que llevan un estandarte de pluma multicolor).

KULLAWADA
La Kullawada es una danza relacionada con la actividad textil, desarrollada en todos los grupos étnicos aymaras del altiplano boliviano. Los bailarines, mujeres y varones llevan como símbolo una rueca de madera en las manos.
La danza es dirigida por el waphuri o guía, quien porta una rueca gigante con la que dirige los movimientos de la tropa de bailarines; es el único personaje del grupo que lleva una máscara con una nariz enorme y dos rostros laterales. Particularmente conformado por jóvenes solteros en preparativos matrimoniales, expresa en el baile la elegancia y el coqueteo de la pareja.

LLAMERADA
La Llamerada es otra manifestación de la riqueza folclórica paceña. Relacionada a las actividades de la agropecuaria, en especial, de la cría de la llama, el baile rememora también la domesticación de los primeros camélidos de la zona andina (guanacos, alpacas y vicuñas).
Los danzarines llevan en la cabeza una representación de las antiguas monteras de cuatro puntas usadas por diferentes grupos étnicos desde tiempos prehispánicos. Los danzarines visten las tradicionales monteras y ponchillos de llameros, una máscara estucada con los labios fruncidos en actitud de silbar, en la mano llevan la q'urawa u honda, pantalón y polainas con abarcas (sandalias).
Las mujeres lucen elegantes blusas bordadas, cargan un aguayo y bolsas con monedas de plata; completan su indumentaria la pollera hasta la rodilla y abarcas. La lista de danzas de la entradas folklóricas de La Paz incluye bailes como la Diablada (danza mitológica del supay diablo), Incas, Kantus, Quena quenas, Sicuris, Awatiris, Suri Sicuris, Tobas, Tinkus , Doctorcitos, Auqui Auquis y otras expresiones


El departamento de La Paz tiene 800 fiestas patronales, según el reporte actualizado de la Unidad de Promoción del Folklore y las Artes Populares de la Alcaldía. El dato casi triplica al recuento de 358 celebraciones que hizo la Gobernación en 2009.
El número de celebraciones de esta naturaleza en la urbe paceña llega a 360. El recuento de la Alcaldía, el primero de este tipo, data de 2011 y reveló que en Bolivia existen 1.800 fiestas. “Es un trabajo que hacemos en el marco de nuestras competencias”, dijo Nicolás Huallpara, jefe de la unidad edil que realizó el informe.
Una fiesta patronal es una manifestación cultural no sólo con danzas folklóricas, sino también con misas, procesiones y eventos al amanecer expresada por devotos en honor a una figura principal que es Jesús y la Virgen, una santa o santo patrono.
Luz Castillo, jefa de investigación del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), señaló que estas celebraciones se realizan en su mayoría los fines de semana en el área urbana, porque los residentes tienden a trabajar de lunes a viernes, sin embargo, se respeta el calendario de los religiosos en el área rural.
Los vecinos de distintas zonas y provincias se organizan para agradecer los favores recibidos de sus santos, manifestándose según sus costumbres, como mínimo en un área de diez cuadras. “Unas zonas nuevas se crean y quieren expresarse frente a otras que ya tienen sus fiestas”, manifestó Castillo.
Creyentes. Cori Paco, investigador folklorista, indicó que este crecimiento no representa una moda pasajera, sino algo que ya está establecido. En 2009, y de acuerdo con datos de la Unidad de Rescate y Fortalecimiento Cultural de la Gobernación, las fiestas patronales en el departamento eran 358, siendo agosto el mes con mayor actividad, 63. En enero, eran 7; febrero, 10; marzo, 8; abril, 5; mayo, 51; junio, 39; julio, 35; septiembre, 49; octubre, 31; noviembre, 33, y diciembre 27.
“Antes los pueblos indígenas tenían otro fin (destinados principalmente a la producción agrícola) para celebrar. Con la colonización lo han adecuado”, sostuvo Franz Rocha, responsable de la unidad departamental. Paco, basándose en registros del Ministerio de Culturas de 2010, sostuvo que 549 fiestas patronales se celebraron en La Paz, 164 en el área rural y 385 en el área urbana, y a escala nacional 1.242. Estos datos indican, además, que en Santa Cruz hubo 22 (4 en la ciudad y 18 en el campo); Cochabamba, 172 (22 y 250); Oruro, 37 (10 y 27), Potosí, 159 (21 y 137); Chuquisaca, 43 (4 y 39); Tarija, 22 (6 y 16); Beni, 110 (5 y 105), y Pando 27 (2 y 25). Cleverth Cárdenas, investigador del Musef, indicó que la cifra en La Paz es mayor. Tiene reportes de 1.036 festividades.
Motivaciones. Existen tres razones por las que más personas deciden participar de las festividades, según la investigadora del Musef. Por el crecimiento poblacional y por ende de devotos de los santos, por el orgullo que representa a los danzantes y anfitriones o pasantes exhibirse al público, y porque existe mayor circulación de dinero. “Cada vez hay más gente en las ciudades y una urbanización de espacios que eran rurales, y cada zona tiende a reunirse y se llena de orgullo al mostrarse. Aparecen nuevas devociones y se fortalecen otras. En el tema económico, hay una erogación de dinero importante, más si es pasante”, refirió Castillo.
“Desde los años 80 el joven ha empezado a bailar, antes era gente adulta”, expresó Cárdenas. Debido a esta manifestación cultural anual, se mueve a escala nacional cerca de 3,5% del Producto Interno Bruto, principalmente al brindar trabajo a los artesanos que confeccionan las vestimentas y otros, detalla el estudio de la Alcaldía de La Paz.
Con relación a la danza de la morenada, Paco señaló que se expandió debido a la migración. “En muchas fiestas patronales del campo bailan morenada porque tiene un plus, prestigio, es llamativa y con un mercado a su alrededor”, resaltó Cárdenas.
Paco agregó que actualmente la morenada está de moda, con el tiempo otra danza puede sobresalir, pero lo que no cambiará es que la gente continuará manifestándose en estos eventos, que adquieren mayor visibilidad, especialmente en las ciudades, donde hay mayor migración. Aún no hay un detallado recuento de festividades
No existe un dato exacto por parte de instituciones dedicadas al estudio del folklore sobre cuántas fiestas patronales se realizan en La Paz y en el país. Esto se debe a que el ritmo de este tipo de eventos religiosos cambia constantemente, pues surgen nuevas festividades y desaparecen otras. “No fue de interés nacional o prioridad para alguna institución, no hay un dato por el momento porque hay fiestas que se van creando y otras que desaparecen, por ejemplo en Ayo Ayo la de Santa Bárbara, hace como dos años el sindicato agrario tumbó su capilla”, indicó Cleverth Cárdenas, investigador. “Lastimosamente no se ha hecho este trabajo. Se necesita tiempo y un desplazamiento semanal para registrarlos”, dijo por su parte Nicolás Huallpara, jefe de Promoción del Folklore de la Alcaldía.